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"Hombres diferentes... producto de la Modernidad."


Freddy es el hijo consentido de la casa. Sus hermanas sienten celos de él. Pero, su madre y su padre, solo ven por los ojo del niño, que de niño, poco tiene. Y no contento con todo lo que en su casa puede tener, en las calles, busca a cuanta muchachita para satisfacer sus deseos más sádicos. Luego, regresa a casa, se encierra en su cuarto y duerme hasta el otro día. Mientras, su amigo de toda la vida, termina el trabajo que deben entregar de física.

Sentado en el pasillo de la cocina, pensando en el día que tuvo, Rodrigo come su comida como quien paga un castigo. Trabaja de Domingo a Domingo, con la esperanza de algún día tener lo suficiente para comprar su propia casa. Y así con suerte, logre satisfacer a su mujer, de quien no deja de escuchar comentarios malintencionados cuando ponen un pie en el barrio. Es que para todo el mundo, él es un “Güevón” de tiempo completo. Y para su esposa, ese es el menor de los secretos.

Omar ha pasado de ser un gordo de 135 kilos a pesar tan solo 75. Desde el momento en que sus músculos empezaron a marcarse, descubrió que podía gustarle a cualquier muchacha. Ahora, siente que la noche es suya y que todas quieren con él. Ha tirado todas sus fotos anteriores; ha cambiado todo su armario. Y su sueño de ser Ingeniero lo dejó para ser la imagen de una nueva marca de ropa y por una flaca, que antes lo despreciaba por su apariencia.

Una noche de copas, una noche loca. Así prefiere describir Javier, lo que pasó en casa de su amigo. Unos tragos, ellos dos solos, y un trabajo tedioso, los llevó a donde nunca pensaron. Él, que es todo un varón, jamás imaginó que esa noche terminaría en un encuentro entre los dos como poseídos por un deseo que no había experimentado antes. Ahora, mientras el bus anda, recuerda con cierto remordimiento y con la respiración entre cortada lo sucedido. Y siente una leve excitación al pensar que esa noche, deben reunirse para terminar el trabajo.

Ya ha recibido su nuevo contrato en el que le anuncian su ascenso en la empresa. El ha sido el empleado ejemplar, que en poco tiempo ha escalado de posición y ahora, ostenta un cargo administrativo. Robinson, ha logrado con sus 17 centímetros lo que con su cerebro jamás imagino tener. Porque, satisface todas las exigencias de su jefa en la cama, para que no le exija nada en su horario de oficina.

Sergio, vive de los recuerdos de un pasado glorioso en el que prometía ser una estrella del Futbol. Y que por su carácter y su rebeldía de juventud, dejó que se le escapara. Ahora, solo le quedan sueños alquilados, que día a día posterga por las necesidades que lo apremian. Y siempre termina en el mismo bar, con el mismo número de cervezas, lamentando las mismas cosas y prometiendo construir un mejor futuro.

Para Oscar la faena comienza a las 7:00 de la noche y termina al ratico, algunos 10 minutos después. Lleva un mes en ese estado, y su esposa –y su amante-, acostumbrada a pedir más y más, solo voltea para darle la espalda y torcer la boca. Él, jamás imaginó que algo así pudiese sucederle. Avergonzado pero preocupado, buscó el mejor de los consejos y decidido a evitar que su mujer buscara un amante, se hizo consumidor de las potenciadores sexuales. Hasta que el exceso de consumo lo delató con una taquicardia, que lo mando a la sala de emergencias.

Tranquilo y reposado en su casa, Franklin espera a que su mujer llegue. Es 30 y la quincena, llega puntual como cada mes. Su mujer trabaja y el reparte el dinero: decide en qué y cómo gastarlo. Y si por alguna razón, su mujer llega a reclamarle por estar con alguna amiga –intima amiga- él le recuerda que es el hombre de la casa, pintándole un par de morados en los brazos o en las piernas, pero eso sí, que después se los tape para que nadie los vea.





Por: JulioCesar.




"Mujeres distintas... hijas de la madre Modernidad".



Mariana es una exitosa profesional, pronto terminará su maestría y su sueldo aumentará. Es totalmente independiente. A tal punto, que la última relación fija que tuvo duró unos 3 meses y fue en su primer semestre de Universidad. En estos momentos, disfruta de su vida como adulta, tomando las decisiones que cree conveniente y sin pensar en ningún hombre que la mortifique. Sin embargo, cuando llega a su apartamento lo único que encuentra es una cama bien arreglada, un sitio vacio y su vida reducida a la soledad de unas noches con recuerdos de encuentros casuales y sexuales.

A Rocío poco le importa el que dirán. Ella sabe perfectamente la realidad de su vida y sigue como si nada. Llora solo en secreto y con la amargura que produce haberse declarado implacable y ser totalmente sensible. Ella, vive con su marido desde hace mas de cinco años y a pesar de saber que le es infiel, y que desde siempre lo ha sido, no piensa dejarlo. Rocío, siempre ha dicho “la de la calle siempre será eso”, pues ella, sabe perfectamente que no puede perder la estabilidad económica que su marido le brinda.

Natalia vive una vida sin privaciones. Sus padres le dan todo lo que ella quiere. Y su juventud, es como una de esas películas estadounidense en las que todo se vale. Un día amanece con ganas de tener novio y lo consigue, duran algunos días… mientras lo disfruta y al otro, quiere una amiga y cómplice, que quiera jugar más allá de lo que sus padres podrían imaginarse.

Es la tercer vez que suena su teléfono celular, y dura aproximadamente 25 minutos hablando. Siempre tiene una sonrisa y una mirada llena de algo y carente de otro poco más. En su cuarto, Karen, es la amiga de todos y el amor de ninguno. Siempre vacilando entre lo que desea y lo que debe hacer. Es una niña bien portada, que debe guardar la compostura, aunque su vida de pureza la tiene harta y en medio de una crisis existencial: pues ser bueno, en ocasiones, no es tan divertido.

Tiene un bebé de tres meses que ha presentado problemas de desnutrición y algunas infecciones en la piel. Silvia, tiene una notica que darle a su amante-novio-esposo ¡Tiene dos semanas de embarazo! El primer bebé no estaba en sus planes, y este segundo, ni siquiera se acomoda a su nueva vida. Es una madre promedio prematura, que soñaba con graduarse con sus compañeros de colegio e ir al paseo final de despedida. Ahora, tiene la prueba de embarazo en una mano y un par de pastillas Cytotec en la otra.

Cristina en un tiempo fue Cristian, y desde que logró su objetivo de ser -casi-toda una mujer entró a la Universidad a estudiar Enfermería. En el salón de clases, disfruta conversando con el mismo muchacho de ojos oscuros y profundos, que el primer día de clases le cedió el puesto. Han hecho trabajos juntos, exposiciones y hasta han ido al cine. Pero su sueño - el de una vida a su lado- se trunca cuando recuerda que en medio de sus piernas aún hay algo que la delata.

Dorys, tenia meses que no sentía nada cuando por las noches su esposo empezaba a tocarla. Ella se mira en el espejo y ve una mujer joven, con buenas proporciones y una sonrisa encantadora. Luego lo ve a él, y ve a un hombre gordo, algo fofo y sin ninguna gracia al caminar. Mira entonces a su vecino, y descubre a un hombre totalmente interesante… seguramente un amante perfecto. Desde entonces, cuando su marido se le sube encima, imagina a su vecino. Y cuando su vecino se le sube encima, se olvida por completo de su marido.
Por: JulioCésar.




“Siempre pensé que Colombia era un país desconocido, un país por descubrir. Cada visita a un nuevo lugar de su geografía ha estado para mí siempre marcada por la sorpresa, por el asombro ante los miles de nuevos colores, olores, climas, vistas, sabores y formas de pensar y vivir que no podía haber imaginado que existían, porque nadie me lo había contado.” Ciro Guerra, tomado de El País (Mayo 13 de 2009)

Y es que la historia de “Los viajes del viento” no es otra cosa que lo primero: un viaje, marcado por los avatares nómadas de la brisa cálida del Caribe, que denota en su trasegar afable un espíritu de aventura y travesía, bastante similar al de la Odisea de Homero: Odiseo o Ignacio, busca entregar su bandoneón de juglar maldito a su Penélope, un maestro anciano que muere en la espera, mientras Ignacio surca el mar de planicies idílicas.      



En general, la película es un fiel retrato caribeño de costumbres y paisajes, bastante divorciado de la estereotipada industria comercial de las telenovelas y, por el contrario, casado con una narrativa propia, natural y espontanea que permite fidelidad en el relato, en otras palabras, es algo o mucho de lo que faltaba por ver en el cine nacional.


La imagen, cuya paleta de colores está marcada por colores cálidos y donde el sol a plomo proporciona el matiz vivo del paisaje, es una terapia de inmersión perceptiva en la que resulta inevitable la experiencia de cercanía o “dejavu”, en una composición donde la memoria colectiva de los caribeños declararía imperdonable un manejo distinto del color.  

Por otra parte, y como composición de la imagen, hay que decir que la ausencia de controles en la iluminación de la fotografía (al menos en la fase de producción) nos permite recordar lo natural que resultan los cambios de luz en lo cotidiano, por tal motivo resulta valido el recurso en la secuencia narrativa pues la intención, a pesar de ser sutil y a veces casi imperceptible, es bien definida porque retoma la naturalidad con la cual vemos el mundo.

El sonido, que no es otro que el del ambiente mismo (a veces el sórdido ahogo del viento y otras muchas el bullicio rural de la escena) trae consigo la cadencia del ritmo de vida bipolar de los hombres de mi tierra: en ocasiones parsimoniosos como el viento y en otras, azorados como el bullicio estruendoso, por lo tanto el paisaje sonoro es también un viaje a bordo de uno mismo donde es posible hacer un ejercicio de auto reconocimiento colectivo y memorioso que recorra los pasos transitorios entre un estado de vida y otro.

Desprendido de esto, los diálogos, espaciados recurrentemente por el silencio, muestran la condición Caribe de explayarse en el tiempo, sin miedo alguno a los años venideros, ni reparos para recibirlos, son, de esta manera, otro dejo cadencioso de su propia vida.

Por último me permito hacer reparos al argumento de la historia, en los que bien pudo haberse equivocado mi fuente: (i) No era posible que Ignacio derrotase al acordeonero embrujado con una puya vallenata, cuando dicho ritmo fue introducido al pentagrama musical del Caribe algunos años después por Alfredo Gutiérrez y (ii) Fermin no debió haber ganado el título de tamborero con sus repiques y golpes de cajero, cabe aclarar que ambos instrumentos, pese a ser africanos, poseen en su haber técnicas que los distinguen; para efecto de los reparos es menesteroso recordar que la intención del autor del film, Ciro Guerra, no es la de hacer un compilatorio visual e histórico del genero, sino hacer un retrato de costumbres en las que el género viva entrañado en su esencia rural y en el que sea posible identificar oblicuamente características del ser Caribe.



Ricardo Contreras García