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La amenaza.

El mundo como alguna vez había sido estaba a punto de desaparecer. Una extraña alteración del sistema operativo de cientos de computadoras había provocado un bloqueo total de todo tipo de actividades. El mundo en general, se hallaba en medio de una de las crisis más terribles que jamás imaginó pasar. Era imposible realizar cualquier tipo de transacciones, acceder a las redes sociales se había vuelto una ilusión imposible de cumplir, y los datos de todas aquellas instituciones de seguridad nacional, estaban ahora, en las manos de alguien más.

Al parecer, un grupo selecto de expertos en computadoras habían decidido tomar el control del planeta, y que mejor forma que a través de la red. Había logrado burlar toda la seguridad de los servidores, y se habían filtrado en bancos, escuelas, universidades, estamentos del estado y en las oficinas de cada uno de los distintos mandatarios de cada país. La cosa no pintaba nada bien, los tipos la tenían clara. Y no existía nadie capaz de burlar el imperio que habían montado.

Sin embargo, las fuerzas especiales de cierto país, decidieron convocar a personas capaces de crear fórmulas para resolver el asunto. Reunieron a un grupo de intelectuales, de distintos campos profesionales. La idea era montar un imperio igual o superior al del enemigo y así, lograr evitar lo que tenían planeado.

Sabían que el plan consistía en controlar todo el mundo computarizado. En restringir la navegación y hacer de toda la Web, su posesión. Para luego, diseñar un plan de desarrollo y progreso que llevaría al planeta a una nueva era. Y para ello, tenían pensado eliminar a todo ser humano que no fuese de valor. Es decir, todos aquellos que no ayudaran a cumplir sus objetivos.

El llamado.

Se tenía la sospecha de que aún vivía. A pesar de todos los pronósticos, se presumía que había intentado formar una familia y dejar de lado toda esa labor tecnológica que siempre le había obsesionado. Atrás estaban ya los “Stalkers”, “Los Hackers”, “Los Gadgets”, “Las Interfaces”. Todo eso, formaba parte de su pasado. Antes había sido Guapacho, pero ahora, se hacía llamar James, simplemente James.

Vivía en una Villa cualquiera, alejado de tanto ruido. Su hija, de siete años, lo visitaba los fines de semana y juntos, pasaban el día entero viendo películas o jugando videojuegos. A pesar de todo, no perdía sus habilidades para la tecnología, tal parece que lo que se aprende nunca se olvida.

Con cierta regularidad enviaba sus artículos a una revista de Ciencia y Tecnología bajo un pseudónimo, además recibía la jugosa pensión que había ganado por todos sus trabajos investigativos. Aquella tarde, en su correo, descubrió una carta extraña que no relacionaba con ninguna otra anterior. Abrió el sobre con mucha cautela, temiendo por lo que pudiese haber dentro.

… Después de tantos años ha llegado el momento. ¡Debes regresar! Las cosas no han estado nada bien. Estamos en gran peligro…

Las palabras que acaba de leer, eran solo un parte de toda la carta. ¿Cómo lo habían localizado? ¿De qué se trataba todo? Confundido, abrió su closet y sacó el Pc- portátil que había mantenido guardado para algunas necesidades básicas y después de navegar por algunos minutos, todas las páginas que estaba revisando se cerraron al tiempo. Supo entonces, que las cosas no estaban bien. Se tomó la última taza de café – Porque era adicto, y era su “Tinto Time”-, se colocó la chaqueta y emprendió su salida.

El comienzo de la Revolución.

- ¿James? – le dijeron al llegar.
-
James no. ¡Guapacho! – miró al sujeto con nostalgia, lo conocía de antes- recuerda, que aquí, al igual que antes, me llamo ¡Guapacho!

Entraron a la reunión. Eran aproximadamente 100 los elegidos para crear el arma virtual que combatiría contra “La Gran Amenaza 2.0” como se hacían llamar. Luego de una hora estaban listos, salieron al cuarto de máquinas: una sala repleta de computadores y todo tipo de dispositivos tecnológicos. Era realmente una guarida cibernética, con la capacidad suficiente para crear un imperio virtual. No obstante, para ellos, eran elementos demasiado básicos.

Los elegidos se sentaron cada uno frente a un computador. Guapacho, recordó las veces que se le olvidaba algunos datos frentes a los micrófonos o frente a la cámaras; recordó también, como en algunas ocasiones se le olvidaba que no todo el mundo podía reconocer los términos que utilizaba. Sacó la foto de su hija que llevaba en la billetera, la colocó cerca para poder mirarla de tanto en tanto, y al igual que los otros encendió el computador y dando “enter” inició la Revolución.

PD: Me anime a participar de un juego llamado #BloggerSecreto, siendo yo muy nuevo en esto de Twitter. Dicen que la idea fue de @Turint y este año, lo organizó @nagispurios. Me tocó un señor a quien jamás había visto trinar, pero bueno, ya entrado en gastos nada que hacer. Resultó entretenido y aprendí mucho. Un par de clases por parte @Guapacho (http://www.guapacho.net/) no estarían mal. Como lo mio siempre ha sido este estilo, pues le regalo está historia (Sin muchas pretensiones) que espero le guste. Ah, y que ojalá le guste el Blog ( No hablamos de Tecnología, pero contamos historias y damos puntos de vista).

Por: JulioCesar