Me siento hablando solo, mas sin embargo se que esta ahí, que espera por mi, escucha todo lo que le digo pero creo que solo se sonríe y omite, su tiempo es eterno y el mío corto, estimo que aun no se ha percatado.
Yo solo quiero saber la verdad, un día abrí los ojos y el mundo me vio nacer, supongo que cuando llore al salir de mi hogar materno extrañaba algo, extrañaba el anonimato, la nada, mi libertad… porque el hombre es libre hasta el día en que nace, el hombre solo es libre hasta que una decisión extraña a su naturaleza le exige vivir, sin explicaciones y alevosía, porque en esta dimensión la libertad y la vida son como dos espejos convexos que solo pueden tener contacto en la parte central de su superficie mientras que el resto es totalmente opuesto.
Si tan solo se me hubiera cuestionado, antes de ser mandado al infierno, mi respuesta habría sido una negativa, porque no habría conocido el amor ni el odio, tampoco la amistad y los enemigos, mucho menos lo bonito y lo feo, lo bueno y lo malo seria una vaga idea ligada a mi comodidad, solo si en la nada tuviera conciencia. Pero… abrí los ojos y me toco amar y odiar sin ser de mi elección, eso es lo que hace de la las demás fichas y de mi un mar de lagrimas y alegrías incompletas, creo sinceramente que nuestro peor defecto es sentir; amar y llorar en consecuencia y creo también que el mejor premio para todo aquel que le indigne sentir, debe ser la muerte sin el rejo de su castigo.
Ricardo Contreras García
24 de julio de 2008, 6:15
Buen escrito... Ninguno tuvo la oportunidad ni el privilegio de escoger la vida como opción... Sin embargo, creo que lo que la hace interesante, precisamente es esa capacidad que tenemos de sentir, porque si no fuera por ella, de todos modos iríamos directo a la inevitable muerte, pero con la sensación de que no hicimos nada en absoluto durante nuestra estadía en el mundo.