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Como si el tiempo no corriera tras bambalinas, como si ese frio telón fuera el límite de nuestros anhelos, como si más allá hubiera solo muertos.
Aquí, donde solos estamos todos, no hay excusas para dejar de actuar; para mentir; para amar; para sufrir; para llorar; esta es la comedia del mundo real, donde solo como extras podemos figurar; mucho has de llorar, poco has de reír. No hay opciones de júbilo para quien quiera danzar.
El juez muerto hace su caustico juicio y se hace inminente el óbito; la, ya acostumbrada, llegada de Hades en busca de los, nunca impunes, criminales de la obra… como si muriendo, a la luz de esta comedia, en el patético acto de nacer, hubiera quien concediera dones de carisma por doquier…
¿Cómo puede haber flagelo eterno para los incomprendidos, para quienes viven tras el telón sin declamar las líneas muertas del asfalto? ¿Si están tan mal escritos sus libretos y su director es malo o esta muerto?
Vaya suerte las que les toco; miran una estrella y deja de brilla, tocan una flor y se ha de marchitar; cábala del ocaso incomprendido; presagio de su eterna soledad; augurio de su inminente visita a Plutón, inframundo de los griegos.
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