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" Tambien tu, y yo... en algun lugar. En este lugar... "

Regresó hecho pedazos, lo que quedaba de Patricio, era una turba de pensamientos y un sin fin de emociones que nada tenían que ver con su tortura. Miró levemente, por encima del hombro, como siempre había hecho, pero no produjo el mismo efecto, en definitiva había sido patético. En los ojos de la gente solo vio lastima.

Su andar era trémulo, sin aspavientos y sin sentido. En ese instante de su vida nada era tan importante como terminar de llegar vivo. Lo esperaba alguien, que a diferencia de la que esperaba a Ulises, prefirió esperar con un nuevo amor y con un nuevo hijo. A Patricio, lo esperaba una realidad que difería de la que había dejado.

Cuando abrió la puerta de su casa, el cuadro que formaban los que estaban en el interior le dio una bofetada que rompió sus sentidos. Sus latidos se aceleraron y su mirada se nublo, como un cielo que en pleno invierno nunca permite el paso de los rayos del sol. De su hogar nada quedaba, su rastro era imperceptible en mitad de aquel lugar.

Se sintió borrado, ya no había un lugar para él en este mundo. Eso que le había dicho aquel anciano en el desierto, era falso. No todos tenían un lugar, por lo menos el no. Había recorrido cientos de kilómetros para reencontrase con los que quería, pero ellos ya tenían una vida, una nueva vida sin él, por lo visto el era solo un recuerdo.

Dio marcha atrás, y decidido a marcharse, notó que a lo lejos un jovencito se acercaba. Vio en aquel joven, la mirada que un día tuvo, antes de la guerra. Antes de marcharse. Patricio, recordó que el día que Colombia entro en estado de guerra, él no lo pensó dos veces para tomar el fusil.

Entonces, se acerco a aquel jovencito de unos 14 años y le pregunto su nombre. Con la mirada por encima del hombro, y con toda la fuerza que podía expresar con sus ojos, le dijo: patricio. Los ojos del hombre, de unos 40 años quedaron perdidos en el rostro del muchacho.

El joven, con temor, quiso alejarse. Pero patricio, con toda la debilidad que tenia le dijo:
- Conocí a tu padre, y me dijo que te dijera que en todo momento te tuvo presente. Que jamás se olvido de ti, que eres su orgullo…
- ¿Conoció a mi padre?- pregunto el muchacho
- De toda la vida- le dio un fuerte abrazo y prometió volver a visitarlo. Luego, se alejo con la mirada de aquel joven detrás de él.

El joven, entro a su casa y no contó nada a nadie, se encerró en su cuarto, busco las fotos familiares y en una de tantas, vio a aquel hombre con un bebe en brazos. El bebé era él y el hombre era su padre. Con la foto entre sus manos, no pudo evitar sentir esa sensación rara de nada y todo junto. Por que en algún lugar su padre había estado y él lo creía sin vida. Ahora esperaría su regreso, a ese lugar, a su lugar.

Por: julio cesar.

4 Sententias:

  1. No es grato pensar que vivimos en la tierra del olvido...sin embargo siempre tenemos un lugar, que aunque creemos que lo hayamos perdido y no hacemos parte de el, guarda nuestra esencia, lleva nuestras huellas y queda marcado por los sentimientos... ese lugar espera nuestro regreso

  1. "Esa sensación rara de nada y todo junto"

    ¿Trato de mirar atras y que hay?
    ¿Trato de mirar adelante . . .

    No pudiste retratar mejor esto que siento.

  1. oee! pues ya sabes lo q pienso...siga con el aburrimiento q da buenos frutos...y de acuerdo con ambrosia siempre en algun lugar hay alguien q nos espera y nos extraña!

  1. Ese silencio desesperante que nos acompaña cuando creemos hemos perdido alguien y nos hemos perdido a nosotros mismos es acompañado por un grito que nadie más aparte de nosotros puede oír y de esas imágenes de lo que alguna vez fue y alguna vez fuimos dando vueltas en nuestra cabeza, algo que nos hace sentir perdidos que no pertenecemos a ningún lugar y eso yo lo que yo creo querías decir aquí.