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Agarró el pene con sus dos manos y lo metió en su boca. Luego de un par de chupadas, escupió. Le daba asco pensar que él no se había bañando desde el día anterior y que por tanto, su lengua estaba limpiando todo el sebo acumulado en su glande. Además, ese olor que sentía al pasar la nariz por su escroto le resultaba repugnante.

El sexo nunca le había interesado realmente, prefería los besos en los labios y las caricias en el rostro. Le gustaba sentir las manos de él en su cintura, mientras ella le abrazaba por el cuello y se dejaba llevar por un corrientazo que le recorría la espalda y terminaba en sus muslos. Ese día, había aceptado complacerlo un poco, porque sentía que ya nada tenía para retenerlo a su lado.

Al parecer, aunque ella en más de una ocasión había tocado el cielo con la punta de los dedos, mientras él se descargaba en su vagina, hacía falta algo más. Siempre era poco, muy poco lo que le daba, ella era demasiado pudorosa para él.

- No aguanto más esto- le dijo asqueada.

- ¿Y entonces?

- No sé qué más hacer.

- Siempre es lo mismo, yo quiero nuevas cosas… me aburro de lo mismo.

Elizabeth era un nombre que definitivamente había definido su personalidad. Se imaginaba como aquellas frágiles doncellas que esperaban ser rescatadas, y seducidas con canciones de amor. Esas mismas, que en un valle verde, sobre la hierba, engendran a su primer hijo con más magia que dolor. Pero no fue así. Estaba en aquel apartamento, de rodillas con la boca a la altura de la entrepierna de su novio y con más ganas de huir que de quedarse.

Se levantó y lo miró fijamente a los ojos. Ella siempre había sido totalmente honesta con Farid, hasta el punto de confiarle su conflicto con las relaciones sexo-afectivas. No entendía como después de tres años, él le reclamaba cosas que sabía se le imposibilitaban. Sin embargo, solo con él consiguió romper ciertas barreras y un 12 de Julio supo, por primera vez, lo que era hacer el amor.

- No hay nada que pueda hacer, nada que logre quitarte ese gesto en el rostro.

- Si puedes hacerlo…

- Farid, ya todo está hecho. Pero si aún quieres algo más, puedes tomar tu dedo índice… que siempre ha sido el más largo de todo los dedos de tu mano y te lo puedes introducir hasta sentir… nuevas emociones y experiencias.

Recordaba las palabras de una amiga, quien alguna vez le había dicho, que no hay nada peor que dar la vida por retener a alguien a nuestro lado. Cuando somos parte de alguien, siempre podremos estar allí, por alguna extraña razón. Pero cuando, nada nos da el consuelo… la partida es lo mejor.

Por. JulioCesar

3 Sententias:

  1. Sr Marquez otra vez tiene usted razón ... Cuando somos parte de alguien siempre podremos estar allí y cuando no,... Ps, simplemente queda el adiós.

  1. Como dijo el gran Ricardo Arjona, y como buen perdedor busqué en la cama las cosas que el amor no resolvia.

  1. Me gusta el hecho de que sea algo que se pueda sentir real y obviamente que esté bien escrito -que es lo minimo que puedo esperar de ti-; pero no me gusta ese salto que haces cuando introduces el personaje de Elizabeth, yo siento una desconexión entre lo anterior y el inicio de esa parte que luego retomas casi llegando al final para terminar con algo que lo hace entendible, veraz y diría, tal vez exagerando un poco, genial.
    Sigue escribiendo amigo, confío en que llegarás a ser un grande.