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El hombre que con su pala rompía el silencio retumbante de la necrópolis, rompía, también, con furia la tensión del barro que ya había formado bloques macizos que calzaban sus gastadas botas de pantano.

El hombre hubo de estar jorobado y meciendo la pala con sus brazos, un poco más de media hora; tiempo que basto para perforar la zanja y encontrar su cometido.


- ¡Falta poco amigo! Ya falta menos que cuando empezamos… –
- Ya, al fin lo he logrado mi buen amigo. Ahora solo falta liberarte… -
Dijo el hombre mientras soltaba con palazos de furia unas cadenas y una aldaba timorata, que antes de sentir el estruendo filoso de la pala, sin mas, se desparramo sobre el barro desfragmentada.
- Ahora, ya sabes el camino ¿cierto? -
- Adelante ¡Vamos!-
-¡Ay! Compadre Anselmo… hemos recorrido todas las necrópolis de esta maldita provincia; hemos cavado túneles clandestinos en casi todas las paredes de sus morideros; para tan solo descubrir con decepción que la nobleza de la muerte es la utopía de los vivos.
Debe ser por eso que la humanidad se ha hecho esquiva a la muerte ¿cierto? Es ahí donde ha de haber nacido todo ese hedonismo excesivo que les gobierna ¿No?-

Su paso era lento, pues arrastraba el cuerpo pálido y casi diáfano de su amigo Anselmo. La lluvia voraz borraba las huellas sanguinarias que brotaban del pellejo desquebrajado del hombre muerto, que tan solo llevaba 7 horas con la presión del barro sobre su pecho. La luna se asomo 8 horas después del ritual mortuorio sobre Los jardines de Cartagena. El gimoteo del cielo no había cesado durante el día y tampoco en su noche. El cuerpo llevaba un rumbo que en vida conoció de memoria. Iba a ser presentado por última vez ante uno de sus más entrañables y excéntricos amigos. Se dirigía entonces a la casa de Mañe, un anatomista obsesionado con las hazañas literarias de Frankenstein y Jekyll, que tenia por hobbie comprar cuerpos sin vida, por cuanto podía pagar, para trabajar en pócimas que acabaran con las enfermedades de la humanidad.

- Hola Mañe – Decía el hombre que había arrastrado el cuerpo por el pedregal, mientras fregaba su saco empapado.
- ¡Hola Rafa! Hoy, por tratarse de Anselmo, tengo 10 mil pesos para ti- Saludo Mañe, frio, benévolo y sin inmutarse.
- Está bien… eso bastara para mantenerme con vida algunos días más. ¡Ha! ¡Casi lo olvido! Anselmo pidió que jamás se profanase su dedo anular, te ruego, pues, que lo conserves con su anillo de lata reciclada y el basto mugre de sus uñas- Apelo Rafa preocupado por la voluntad del difunto.
- Esta bien, lo conservare para el recuerdo de nuestro buen amigo- Contesto Mañe con aliento y sosiego.
- ¡Bien! Chao… - Esas palabras habían bastado entonces para encontrar el sereno de su alma, inquieta por cumplir el deseo de su par, ahora libre.

Rafael, quien había dedicado toda su vida a profanar tumbas y vender sus cuerpos para apenas subsistir, caminaba a casa vestido con harapos, tapado con un saco de fique para evitar que la humedad se filtrase en demasía.

Luego de andar por las calles abatidas de la ruina, Rafael llego a casa para encontrar la gélida caricia del lienzo deshilachado sobre el cual acostumbraba a dormir junto a sus 4 hijos y su esposa.

La casa parecía inhóspita. Sus maderas oscuras y húmedas que hacían las veces de pared goteaban por minuto; el suelo ondulado mantenía charcos permanentes sobre la sala y las alcobas; y los muebles eran trozos de madera con burdo acabado de ebanistería.
Al llegar a la puerta, el mayor de sus hijos le dio paso, no sin antes ayudarle con el pesado ropaje empapado de cieno, linfa y agua de cielo.

- Hijo ¿como has estado?- preguntaba Rafa, mas por protocolo que por interés.
- Bien papa, preocupado por la familia de Anselmo- respondió sin vacilar el joven.
- Tranquilo, yo trabajare por todos – prosiguió Rafael con seguridad alentadora.
- Pero papá, apenas y los muertos pagan tu filantropía con unos pocos granos de frijol y arroz-
- Pues… entonces la lenteja será suficiente para saciarlos a todos- decía rafa mientras asentía con su cabeza.
- pero…-
-Pero nada, no hacemos parte de aquellos que comen por gula; no somos quienes necesitamos de esos aparatos y lujos, que venden vidas perfectas, al servicio ficticio de la comunidad.
Porque créeme hijo. La naturaleza es tan sabia que no habría permitido que sus hijos predilectos anduviésemos vagando, desvalidos, sobre su faz… No necesitamos de esos estúpidos aparatos que sirven para suplantar las tradiciones de mis padres ¡No!
Necesitamos ciencia filantrópica y altruista al servicio de la humanidad… No de aquellas que venden por millones lo que yo puedo vender por centavos ¡No! Necesitamos de la que pueda regalar la felicidad verdadera a todos y a cada uno de nosotros. ¡He ahí el fervor de mi trabajo!-
-Papa pero mientras tanto entonces ¿que comeremos?- dijo el joven apoderado del temor.
Entonces Rafael tomo el pocillo por su asa y arremetió enérgico contra la mesa -Seguiremos comiendo mierda… ¡Mierda que no mata al hombre!




Mis uñas hacen un croquis mal dibujado sobre la piel, pues ya han pasado 13 min desde que comenzó el partido y no he dejado de comerlas, cual ratón que roe la madera seca.

Porque si hay algo que me defina de manera cabal es esta pasión ferviente y enzainada que siento por el futbol, mas aun si se trata de la banda cruzada, mejor conocida como River Plate de Buenos Aires, equipo al que he seguido como atorrante desde que un buen día descubrí lo que el endemoniado dibujo que Enzo (Francescoli) perpetuaba con sus pies, hacía sobre el gramado verdoso de Núñez y sobre el lienzo de nuestros corazones.

Desde aquel día todo mi delgado cuerpo: desde mi cabello castaño, hasta la uña encarnada de mi pie derecho, pasando por mis ojos obscuros, mi cara fileña y mi cuerpo esculpido por algunos años de gimnasio, se han entregado a esta pasión desmedida que me ata cada 7 días al tablón popular de Núñez.

Ya han pasado 25 min y mi corazón sigue su Tic Tac raudo y aturdido; mi boca continúa arremetiendo contra el vástago de mis zarpas, pues he sido nervioso siempre, quizás desde muy pequeño cuando descubrí el dolor que producía los golpes accidentales contra el suelo siempre macizo.

Mis uñas pronto habrán de acabar, y muy seguramente continuare con el pellejo que se esconde tras ellas, porque con estas pasiones inexplicables no queda otra salida que sufrir.


Ricardo Contreras García




Como podría imaginar Shannon y Weaver, generadores de una de las mas nombradas teorías de la comunicación, la importancia de su teoría frente a las preocupaciones de un mundo contemporáneo dinámico y cambiante, al que le han brindado modelos comunicacionales que bien aportan al cuerpo jurídico de los distintos países y que reglamenta el ejercicio de un funcionalismo comunicacional.
Pero, tal como dicho modelo tuvo que vencer los parámetros de su verticalidad e implementar la retroalimentación para darlo por “terminado”, ahora el modelo se enfrenta a un nuevo obstáculo, concebido en un macro abordaje comunicacional, que determina la conducta y la convivencia en un mismo espacio de distintos colectivos, se trata de la ética como ejercicio social e individual, en cuyo seno habitualmente se tejen las utopías de una sociedad sin vicios.

La ética, entonces, encontró su génesis en un macro escenario concebido por Ferdinand de Saussure, en otro de los aportes teóricos de la comunicación; dicho abordaje dejaba de lado las micro relaciones (entre un sujeto A y un sujeto B) y se enfocaba en las llamadas “relaciones de alianza” que implica procesos de intercambio y comunicación que van mas allá de la familia biológica ya que comparten necesarias interacciones entre unidades elementales o átomos de parentesco (Abordajes y periodos de la comunicación – Erick R. Torrico Villanueva) Así pues las “relaciones de alianza” representan un flujo incalculable de relaciones sociales que dan cuenta de la necesidad colectiva de establecer un código ético que reglamente las relaciones en pro de una armonía, pero Saussure se limitó a la descripción y dejó las implicaciones del flujo para una futura reflexión.

Volviendo entonces al abordaje de Shannon y Weaver, donde se referían a la comunicación como un acto de dos o mas personas, que debía constar de un emisor y un receptor cuyos roles bien podían ser intercambiables y que además debe haber un mensaje y un canal que facilite la comunicación, además, y para efecto de la ligera aproximación del modelo hacia un código ético, Shannon y Weaver hablan de la fidelidad como otro de los parámetros a seguir en pro de un ámbito comunicacional, siendo esta la atractiva forma del mensaje, teniendo el cuenta su medio, para que el receptor no pierda interés. Así pues, teniendo en cuenta que la ética es una doctrina normativa que verifica comportamientos, afirmaciones y juicios, La fidelidad al menos denota una preocupación del hablante por mantener la atención de quien le escucha y eso implicaría, aparentemente, un respeto mutuo. Pero se ha dejado claro que esta es apenas una aproximación al código ético según el modelo comunicacional, mas no la certeza de su presencia loable.

Pero el panorama parece cada vez más complejo para cualquier enfoque contemporáneo o futuro, puesto que dicho enfoque no podría estar desligado de una realidad cambiante y dinámica a la que se le suman los aparatos tecnológicos del nuevo siglo, cuyos efectos definitivamente han cambiado tanto las relaciones sociales como las formas de concebir el mundo, de esta manera, incluso las cámaras especializadas en legislación han fracasado en controlar y reglamentar el flujo desmedido de la comunicación; los significados etéreos que componen al mundo contemporáneo no contribuyen a la formación de leyes que contrarresten el alcance inimaginado de la modernidad.

En el caso específico del Internet, donde el balance entre oferta y demanda ha reducido los precios de los dominios privados, así como también ha contribuido al aumento de servidores que propician un espacio gratis en la red para cualquier persona (tanto jurídica como natural) con acceso a este medio, lo cual denota una preocupación en el ejercicio comunicacional y jurisprudencial. Más aun cuando en vísperas de la televisión digital, el marco legal tendrá que prepararse para recibir el formato televisivo que facilita espacios comunicacionales para el común de la gente.

Es ahí donde empezamos a cuestionar el papel del periodista con tarjeta profesional, dada la naturaleza comunicativa del hombre y a la facilidad que le ofrece la modernidad al común de las personas para ejercer soberanía sobre un espacio comunicacional, en ocasiones, gratuito. La situación se torna mas compleja cuando nos damos cuenta que hay quienes piensan que ejercer el periodismo es una cuestión trivial, sin complicaciones ni responsabilidades, pero tal como lo dice Ética Para Periodistas - El individuo que no ha sido entrenado en la academia para ser periodista carece de fibra ética y sensibilidad para aquellos valores del periodismo diferentes a la autosatisfacción individual – y así mismo lo corrobora el código de CPB en su preámbulo “La ética de la profesión se fundamenta en unos principios dirigidos a establecer la responsabilidad del periodista frente a la sociedad”.

De tal manera el periodismo deja de ser un ejercicio individual de un profesional para convertirse en el ejercicio de una empresa periodística en la que cada uno de sus agentes actuantes debe estar comprometido con su responsabilidad frente a la sociedad y de esta manera contrarrestar la incidencia del monopolio y la concentración de la información en un reducido grupo de personas, interesada en adquirir medios masivos de comunicación para prevalecer bajo el concepto de la hegemonía reinante.

Pero bajo el punto de vista comunicacional el periodismo no es el dialogo de un periodista con el ente de la hegemonía reinante, su deber ser sugiere que tanto su dialogo como su discurso deben estar directamente ligado a los intereses de una comunidad establecida, por tal motivo se establece a nivel constitucional la cláusula de conciencia que diferencia los intereses individuales de las empresas periodísticas frente al deber ser social del periodista, es decir, que su deber social prevalece frente a cualquier interés mayor pero individual.

Así pues, verificamos la importancia del periodista académico frente al empírico y el papel que cumple a nivel social en el mediano control del flujo contemporáneo de información, su código ético es primordial para su impacto social. Ya queda en manos de la legislación la jurisprudencia de la aparentemente incontrolable masa funcional y estructural compleja de la modernidad. Además representa también un reto comunicacional, superar el abordaje estructural y establecer las formas y signos del intrincado mundo de la tecnología al servicio de las sociedades.

Ricardo Contreras García





Tal parece que en Colombia creer es la fe de los tontos, es casi un absurdo e innecesario adorno que poco aporta, y hoy, por si fuera poco, resulta ser un delito penal sobre estimado.

Me refiero, entonces, a la medida del ente regidor del futbol en Colombia, Dimayor, que en su régimen autocrático determino prohibir el ingreso de prendas alusivas al equipo visitante a los estadios del país; además, determino darle el status a las barras de “terroristas” y por tanto de “beligerantes”, estableciendo, además, penas y altas sanciones para los infractores de la ley.

Pero, eso no parece otra cosa que aquella escena domestica donde el perro gasta algún tiempo intentando morder su cola sin obtener nada a cambio, pues dichas medidas parecen ser mas represivas, beligerantes, terroristas e incendiarias que cualquier colectivo barrista, por su alto contenido anti legislativo, que, entre otros, resultan ser por ejemplo el derecho al libre desarrollo de la personalidad; la libertad de conciencia y expresión; además del derecho a la libre movilidad. Esto, teniendo en cuenta el ente que determino dichas medidas, sugiere además que fue una extralimitación del organismo, superando la jurisdicción que le corresponde, y la jurisdicción legislativa de entes territoriales.

La Dimayor, por su parte, justificara sus actos en la noción radical inglesa, que tras medidas del mismo corte supone haber acabado, tras largos años de lucha, con la beligerancia de los hooligans, aumentando en un trescientos porciento el costo del ingreso a los estadios. Pero entonces será momento de preguntar ¿a que precio sucedió todo eso? ¿Sera, entonces, que tendremos que pagar el precio europeo a costas de la exclusión del pueblo? Pues bien… todo parece apuntar a la inminente privatización del espectáculo, porque no solo resulta ser una salida fácil y económica de acabar con la “beligerancia” barrista, sino que además es lo que se espera siempre de las autocracias monárquicas. En cuanto al status conferido por la Dimayor de “terroristas”, no solo flagela el derecho al bueno nombre de individuos que conforman el colectivo, sino que además hace de los barristas un blanco fácil tanto para la animadversión de sus particulares, como para individuos interesados en perjudicar el orden y la armonía de los espectáculos.

Esto, entonces, no es otra cosa que una sanción para soñadores y fervorosos creyentes a la fe del futbol, pues parece que desde la platea oriental en sombra y silla numerada, no se alcanza a sentir el fervor ardiente de la sangre roja que corre por venas de hombres comunes; el cálido contacto con el colectivo y el siempre envolvente sonido de los cantos y sus bombos… por tal motivo que siempre queda presente cuestionarse acerca de ¿que será de nuestro futuro? ¿Se plagaran los estadios con gente de sangre azul? ¿Lograran callar el colectivo funcional y estructural? Lo único que ha quedado claro es que en Colombia la Fe no es cuestión del pueblo, y creer es un castigo anunciado y pagado en celdas de acero.

Ricardo Contreras García




1.

En su agonía, solo parecía respirar, estaba inmóvil, indefensa, sin mas amparo, que todo su ser esfumándose en aquella escena deplorable. Poco a poco la vida se le escapó… sin poder detenerla, quedo allí, en aquella posición, en mitad de aquella sala trasera. Ya nada quedaba de ella. Después de tanto ladrar, y pavonear su larga y peluda cola, terminó en una bolsa de esas que usan para la basura los domingos… su final no fue mejor que el de otros como ella.

2.

Colgó el teléfono, desanimado por lo que había escuchado del otro lado. Su ilusión estaba cayéndose, pedazo a pedazo, y nada podía hacer para evitarlo. Quedó mirando a la nada, hacia el vacio, con el estomago comprimiéndose y el corazón latiendo lento y cansado. Tomó nuevamente el teléfono y marcó nuevamente el mismo numero, y decidido a no continuar sintiéndose abrumado, esperó escucharla la voz y de inmediato dijo: ¡no más!

3.

Ella lo agarraba de la mano, su cuerpo estaba al lado de el, pero sus ojos buscaban a alguien mas. Respondía a cada beso, como quien ama con profunda pasión, a cada caricia con una sonrisa de complacencia. Sin embargo, su ser llamaba a gritos a quien a lo lejos, se desvivía en atenciones para otro, a quien no actuaba como solían hacerlo el resto. En un triangulo que a veces, daba la impresión de tener mas de tres implicados.

4.

El dolor que sentía era compensado por aquella ilusión que se hacia realidad en aquellos instantes. Después de tantos años, sus padres volvían a estar juntos, no importaba la razón, lo único importante era ver como su madre recostaba su cabeza en el hombro ya no tan firme de su padre. El entró al quirófano lleno de alegría, lleno de fe, pero sabía que las posibilidades estaban en su contra, que tal vez con aquella imagen de sus padres, de su reconstruida familia, podría dejar este mundo.

5.

La temperatura en la playa era cada vez mas alta, pero ellos seguían ahí. Eran cuatro amigos que después de cinco años se volvían a reencontrar, que volvían a ver sus miradas marcadas por los años. Esperaban al último, para estar completos. Sabían que había mucho que contar, que los caminos que habían tomado era un tanto diferentes, de los que una vez, siendo aun muy jóvenes, creyeron tomarían. Ahora eran cabezas llenas de proyectos mas atados a sus realidades, eran menos inmaduros, pero ante todo seguían manteniendo algo de su inocencia, de su niñez. Cuando llegó el que esperaban todos rieron, era como siempre, como si el tiempo no les hubiese robado aquel lazo que los unió en los viejos tiempos.

por: Julio César