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Nota aclaratoria: este texto fue escrito en el marco del Reinado de la Independencia de Cartagena en el año 2011 (14 de Noviembre) y solo hasta ahora me atrevo a publicarlo, luego de no lograr con él lo que quería.
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El estadio de Sotfball Argemiro
Bermúdez Villadiego de Chiquinquirá empieza a llenarse. En las gradas, las
comitivas se enfrentan con cantos y gritos de apoyo a su reina. Las candidatas
aún no han llegado. El escenario está listo, pero la menuda lluvia amenaza el
evento. La coronación de la nueva Reina de la Independencia, este año, toma
otro sentido al estar celebrándose el Bicentenario de Cartagena. Los esfuerzos
de la administración por hacer de estas fiestas un evento inolvidable, incluyen
este espectáculo con la Orquesta de la Policía Nacional abriendo el show.
Los carteles de cada una de las
comitivas sobresalen al paisaje. Si de ellos dependiera la decisión del jurado,
su candidata tendría mil motivos para ganar. Tal parece, que el triunfo de ella
sería también el triunfo de toda una comunidad. Y realmente lo es. ¿Qué sería
de cada una de las candidatas sin el apoyo de sus barrios? El Reinado de la
Independencia es un evento que
requiere de una inversión de dinero bastante considerable, sobre todo, si
entramos a analizar el costo de cada uno de los trajes, los accesorios, el
maquillaje, los preparadores. Todo esto, en su mayoría, por cuenta de ellos. No
en vano las comitivas se esfuerzan tanto y año tras año buscan obtener la corona,
quizás con la esperanza de que sea este el vehículo que los ayude a lograr
mejoras en cada una de sus comunidades.
La lluvia se calma. Los
presentadores toman sus lugares. Las reinas entran en escena, todas en traje
negro con dorado y un sombrero. En medio de una coreografía, una a una se van
acercando al micrófono y con cortas palabras recuerdan a una mujer que fue
parte de la historia de esta ciudad, luego se presentan y saludan. En las
gradas, las comitivas no escatiman esfuerzos para demostrar que su reina no
está sola. El jurado ya está en su sitio y tiene una misión importante: elegir
a la sucesora de Ivonne Palencia Querubín Reina de la Independencia 2010 - 2011.
2.
¡Que viva Cartagena de Indias! Fue
el saludo de la alcaldesa Judith Pinedo al público, quien luego, empieza un
corto discurso de instalación del evento, agradeciendo a las comitivas por la
compañía y asegurando que cada una de las 27 candidatas “no son solo reinas,
sino, líderes de sus comunidades capaces de trabajar por una sola Cartagena”. Y
es que está mujer que salió a las calles con la bandera cuadrilonga para
inaugurar las fiestas, también dijo que el hecho de ser ella la encargada de la
celebración de los 200 años de independencia de Cartagena es una muestra de
cómo la mujer también debe aportar su visión de la historia, sobre todo, si lo
que se quiere lograr es una ciudad igualitaria.
Justo en ese momento, se prendió la fiesta. Alejandro
Páez y su violín, estuvieron acompañados por los sones de la salsa. Al compás
del manicero todos los presentes se levantaron de sus sillas. El hombre se desliza por la pasarela con su
violín al hombro, su camisa blanca y pantalón negro, mientras en la parte de
abajo la gente se dejaba llevar por las notas. La alcaldesa disfrutaba en
compañía de la primera reina de la Independencia, Amira Mouthon, quién representó el barrio San Diego en su
época.
Pero ¿Qué pasa antes y después de
esa fiesta? ¿Cómo llega cada una de esas niñas a este certamen? Antes de las
sonrisas, las lentejuelas y los tacones, cada una de ellas eran niñas de barrio
que convivían con las particularidades de una Ciudad como Cartagena. Al ser
seleccionadas como las aspirantes a representar a su comunidad, empieza todo un proceso de
preparación en el que deben cumplir con
ciertos requisitos que le exige la organización del reinado y deben superar la
pre-selección en la que quedan solo las mejores. Además, como requisito
infaltable, deben presentar un proyecto para trabajar por su gente y su
comunidad ante el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena.
En el caso de la Reina del año
pasado, Ivonne, el proyecto consistía en trabajar con los niños de su barrio
para vincularlos a las fiestas de la independencia. Ahora, será contratada por
la Secretaria de Educación para trabajar de lleno en el mismo. De esta manera,
esa esperanza que guardan las madres de las reinas, de ver a sus hijas surgir
gracias a su participación en el certamen cobra sentido. En especial, si
recordamos que las candidatas vienen de barrios que sufren problemáticas sociales
como la inseguridad y la pobreza, por solo mencionar algunas.
3.
Las candidatas son pensadas desde la producción del reinado,
como líderes de sus comunidades y son preparadas durante cuatro meses en
talleres de historia tanto de la ciudad como de las fiestas, entre otros. Todo ello, con el fin de que conozcan
la ciudad en la que viven y puedan trabajar por ella.
Mientras, sus comitivas, se
encargan de realizar todo tipo de actividades para reunir dinero suficiente
para transportarse, vestir a su reina y conseguirle todo lo que necesite según
contaron algunas de las madres. Por su parte, el IPCC les ayuda con un cheque
por $800.000 pesos, para el traje de
coronación y les regala algunos de los vestuarios que utilizan para los
eventos. Aproximadamente son $ 5.000.000 millones de pesos la cantidad de dinero que invierte en gastos,
una de estas candidatas.
4.
Así, al ser coronada como Reina
de la Independencia y además, Reina del Bicentenario, Eliana Russo del barrio
San Fernando, adquirió un gran reto. Pues, más allá de la corona y del reinado
mismo, está un compromiso social con su comunidad. En primer lugar, por la
cancha múltiple que debe procurar para ellos, en dónde no solo realicen
actividades deportivas, sino también, culturales y sociales. Y en segundo
lugar, porque durante un año será la representante de una ciudad que no es sólo
historia en piedras, monumentos y murallas, si no que día a día también lucha
por no quedarse en esa historia, como pieza de observación y no de vivencia.
Será ella quien muestre cómo es la mujer cartagenera en su forma más amplia.
Al resto de aspirantes, les queda
la esperanza de que este paso por el reinado las ayude a conseguir mayores
oportunidades. Les abra puertas y les augure un futuro mejor. Pero en un
certamen que se propone ser de líderes y no de reinas, más que esperar un
futuro, en ellas, debe estar el deseo de
ser abanderadas de sus barrios; lideres reales de unas comunidades que
necesitan tener una visión más allá de sus calles; embajadoras de la ciudad,
que logren imprimir su huella en la historia.
Por: JulioCésar