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John Edgar Hoover fue el primer director del FBI. Se mantuvo en ese cargo desde su creación el 10 de Mayo de 1924 hasta su muerte en el año de 1972. Un hombre, al parecer, sin un pasado claro pues pocos datos se tienen de su niñez y su vida fue bastante discreta. John Edgar pudo mantenerse en su puesto por encima de ocho presidentes que intentaron destituirle, encontrándose con alguien dispuesto a no dejarse quitar con facilidad. Una mente que entendió a la perfección cómo jugar con los políticos.

Pero todo lo anterior es sólo una parte de lo que nos muestra la película.  J.Edgar,  un largometraje de Clint Eastwood,  viaja a través de la vida personal y profesional de este personaje. Es una historia sorprendente y sólida sobre un hombre altamente controversial, liderando de forma brillante una de las instituciones más complejas de los Estados Unidos. Lo que pudo haber sido una biografía limitada a los datos objetivos, se convirtió, a mi modo de ver, en una pieza de excelentes condiciones que valiéndose del lado subjetivo de la vida de Hoover nos lleva a viajar por la profundidades del ser humano.

Leonardo DiCaprio, como  el personaje principal, hace una majestuosa labor al lograr transmitir toda la complejidad que acompañaba a Hoover. Su relación con una madre que desde muy niño le indicó su destino y que ya siendo mayor, seguía teniendo una fuerza especial sobre la voluntad y la forma de entender el mundo de John Edgar. Una sexualidad llena de tabúes, no solo por la madre que sentenciaba preferir un hijo muerto que maricón, sino por su propia forma de entender el ejemplo que debían dar como agentes del FBI. Y sobre todo, por la lucha final que libra contra un enemigo imposible: el tiempo.

Otro de los elementos importantes de la historia es cómo juegan con el tiempo, viajando de una época a otra sin que se pierda el hilo de la misma. Van dándote pistas sobre de cómo construir la historia paralela del personaje, su romance y la constitución del FBI mismo. Una de las perlas del film está en la ficción dentro de otra ficción, ya que Hoover decide contar su versión de la historia sobre todo lo que lo ocurrido para que él llegara hasta el puesto de director del FBI y lo que ocurrió luego de eso, con el fin de sentar claridad acerca de quiénes eran los héroes y quiénes los villanos. Pero al final nos muestran, que los héroes pueden llegar a serlo sólo en su mente y que en el juego de relatar la percepción de la verdad, se puede entrar en terrenos claroscuros. 

Naomi Watts (Helen Gandy) y  Armie Hammer (Clyde Tolson) acompañan en toda la travesía de la historia a un J.Edgar que encerrado en sí mismo, se deja conocer únicamente por sus seres más cercanos. Watts es la secretaria leal a Hoover que pregunta poco y que con una actitud decidida se vuelve la guardiana de su archivo personal, el cual será el arma para enfrentar a cada nuevo gobierno, llegando a ser el tesoro más apetecido a la hora de su muerte. Hammer encarnará a quien fuese el colega más cercano de John Edgar, con quien además se rumoró tenía una relación. Y es que, no se podía trazar un esbozo de Hoover si entrar a conocer su lado más íntimo: el amor. Que al parecer, vivió celosamente en secreto con su fiel Clyde Tolson.

J.Edgar fue un hombre que tomó las decisiones que creyó más convenientes para defender a su país de los enemigos. Como una pieza del discurso de Maquiavelo, este hombre no tuvo reparo en hacer lo que pudiese por cumplir su deber y mantener el orden que luego temería perder. Entonces, ¿quién determina cuáles son los grandes hombres? ¿Cuándo las acciones  no serán juzgadas por la moral? ¿En qué se parece un héroe a un villano?  Quizás las repuesta a cada una de estas preguntas sea más sencilla de lo que suponen, pero su formulación nos lleva a pensar en esos personajes que asumiendo su posición como acertada llevaron a cabo una empresa con todo el éxito que otros desearían.

J. Egdar es, sin duda, un viaje a la memoria de un hombre abatido por el tiempo y sus propios laberintos. Lleno de miedos y de soledad. Es la invitación a adentrarse en un mar de emociones que poco a poco te harán ver que la verdad es cuestión de posturas. Que “los innovadores no son aceptados, no a la primera vez”. Y que “en ocasiones es necesario torcer un poco la ley, por el bien del país”*. Como un espejo de nuestras propias realidades o como un mosaico de personajes de nuestra clase política más selecta, pero sin la brillantez de la mente de Hoover. J.Edgar es un viaje a las profundidades del ser humano.

* Frases de la Película.
Por: JulioCésar.