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Apenas abrí los ojos… lo primero que pensé fue en la forma en la que me había quedado dormido, estaba tan cansado que ya no lo recordaba, recordé que me había acostado en mi cama a ver el partido, mas por obligación que por ganas.
Debutaba “miñia” en las eliminatorias después de ser figura ante Francia y una desastrosa presentación de Vélez lo ponía en el lugar que merecía, esa era una razón para ver el partido, pero a decir verdad ya le había perdido la fe al suéter. No se que paso me acosté en la cama después de llegar de la universidad, dije que vería el partido y así lo estaba haciendo, Alfaro y Bonet no hacían mas que insinuar lo inevitable ¡perderíamos!, dieron la formación… Armero y Portocarrero las novedades mas sobresalientes, no se porque pero Pedro Portocarrero quito mi animo de seguir viendo cualquier cosa, incluso, recuerdo haber apagado el televisor, un central negro de un metro con ochenta, de aquellos que uno prefiere llamar “gatos encima del árbol”, porque nadie sabe como carajos llego ahí, para no tener que recurrir al argumento que maldiga a su inocente madre, seguro fue eso lo que resulto dando la estocada final para hacerme decidir, preferí descansar de mis trasnochadas de estudio.
Cuando abrí los ojos… fue inevitable recordar que ya habrían pasado algunas horas y que por lo tanto el partido ya habría acabado, pero antes, pensé en un trabajo de radio ¡tendría que trasnochar de nuevo!.
Escuche un tracuteo en el cuarto contiguo y supuse que era mi hermano, ¡RAFA! Grite con curiosidad, aun con la voz ronca que queda después de haber estado en los brazos de Morfeo, mi hermano acudió a mi llamado – ¿que?- pregunto extrañado, -¿la selección?- le pregunte un poco impaciente, - 4-0- respondió con un rostro poco expresivo sin felicidad ni tristeza, no hubo necesidad de decir quien había ganado, ya lo sabia y no me extraño, no porque Alfaro ya lo hubiera advertido sino porque ya estoy acostumbrado, el rostro inexpresivo de mi hermano es la muestra de ello, no hay apuros por verlos ganar, porque parecieran un bien tan distante de sus dueños y de los intereses del pueblo que representan, que terminan por carecer de sentido.
Los totalmente felices, si es que existen, buscan en esta caterva de vencejos un par de alegrías mas, no se si sea ambicioso, el hecho es que así pasa, entre mayor alegría mayor calidad de vida. Los totalmente tristes, (estos si existen) quienes ya han olvidado el sabor de la victoria buscan un refugio en los intereses acomodados del pueblo, la selección parece ser un buen medio para lograrlo, incluso, un grammy latino al juglar de Necocli podría ser un medio para ello, pero hoy, no hubo grammy y la selección, como cosa rara, entrego su orgullo. La gente del común como yo, que maneja un nivel promedio de alegrías y tristezas, ha preferido mejor olvidarse de aquello que puede terminar por desestabilizar su vida, no tiene sentido sumar tristezas, mas sin embargo bienvenidos los júbilos.
No pude evitar pensar en los Carlos Arturos y en los Marcos Antonios, porque son el muestreo de lo que sucede cuando juega la selección, una cantidad de ilusiones desmoronadas que deberían ser el motivo para un remesón directivo y devolverle la ilusión al pueblo !Pero no! En Colombia nunca pasa nada, bien escogido está el slogan del sponsor de nuestra “insignia patria” a la que llamamos selección o decepcion da lo mismo, “sin igual y siempre igual” y verán porque se los digo cuando dentro de un mes Carlos Arturo corra al televisor, pensando que su racha se extenderá a la voluntad de los que juegan, o cuando Marco Antonio hurgue de nuevo sus enseres para lucir el suéter que el “pitufo” le regaló, o cuando yo vuelva a prender el televisor para ver el debut de Ivan Velez en la Selección... Todos estaremos pendientes de eso que nos hiso sufrir.

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