Todos corren bajo la lluvia,
es una acción repetida.
Como si la caída de las gotas lastimara.
Huyen entre saltos, que buscan esquivar los charcos
Que aún se tornan de un tono claro y cristalino.
Los paraguas desfilan por las calles,
Con sus colores y miles de formas.
Pueden ser de un solo tono o pueden tener el estampado más estrambótico.
Son parecidos a sus dueños.
En lo alto las nubes grises, que son el origen de la curiosa lluvia en movimiento.
Las pequeñas gotas en caída libre y la gente en aceleración constante.
Y el aire frió, abraza a todo aquel que se halle desprevenido.
Como un afinado coro, el conjunto de gotas chocando contra el suelo.
Entonan la melodía característica de la lluvia.
Con su olor a tierra húmeda. Con su sonido de lluvia y con el poder de tranquilizar al hombre.
Así, se expresa la lluvia.
Cada vez más densa. Más gruesa. Más fuerte.
Cae y cae sin vacilar.
Y todos, allí inmóviles, esperan a que se calme.
Con el pensamiento calvado en las gotas y la sensación de paz en el ambiente.
Pero como todo el mundo nunca se detiene, los hombres andan con el temor a mojarse.
A sentir las gotas correr por su cuerpo, a sensibilizarse.
Andan empinados, andan abrazados, andan aferrados a alguien más
Que tenga un paraguas.
Tras varias horas de lluvia, de la caída incesante de los coristas naturales
Que se apiñonan en el seno de la gran nube gris para luego nacer, a la libertad de su canto,
Todos llegan a la misma conclusión: EL CIELO ESTÁ ROTO.
Las gotas se hacen menudas,
El cielo se tiñe nuevamente de azul.
La gente vuelve a ser dinámica
Y la ciudad queda…queda húmeda,
Queda encharcada, queda fría, queda… queda sin lluvia.
POR: julio cesar
9 de diciembre de 2008, 17:15
Sabes muy bn q para mi ers uno de los mejores escritores q hay ...sigue haciendo cosas asi y llegaras muy lejos...Excelente descripcion de un instante de lluvia.