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1.

En su agonía, solo parecía respirar, estaba inmóvil, indefensa, sin mas amparo, que todo su ser esfumándose en aquella escena deplorable. Poco a poco la vida se le escapó… sin poder detenerla, quedo allí, en aquella posición, en mitad de aquella sala trasera. Ya nada quedaba de ella. Después de tanto ladrar, y pavonear su larga y peluda cola, terminó en una bolsa de esas que usan para la basura los domingos… su final no fue mejor que el de otros como ella.

2.

Colgó el teléfono, desanimado por lo que había escuchado del otro lado. Su ilusión estaba cayéndose, pedazo a pedazo, y nada podía hacer para evitarlo. Quedó mirando a la nada, hacia el vacio, con el estomago comprimiéndose y el corazón latiendo lento y cansado. Tomó nuevamente el teléfono y marcó nuevamente el mismo numero, y decidido a no continuar sintiéndose abrumado, esperó escucharla la voz y de inmediato dijo: ¡no más!

3.

Ella lo agarraba de la mano, su cuerpo estaba al lado de el, pero sus ojos buscaban a alguien mas. Respondía a cada beso, como quien ama con profunda pasión, a cada caricia con una sonrisa de complacencia. Sin embargo, su ser llamaba a gritos a quien a lo lejos, se desvivía en atenciones para otro, a quien no actuaba como solían hacerlo el resto. En un triangulo que a veces, daba la impresión de tener mas de tres implicados.

4.

El dolor que sentía era compensado por aquella ilusión que se hacia realidad en aquellos instantes. Después de tantos años, sus padres volvían a estar juntos, no importaba la razón, lo único importante era ver como su madre recostaba su cabeza en el hombro ya no tan firme de su padre. El entró al quirófano lleno de alegría, lleno de fe, pero sabía que las posibilidades estaban en su contra, que tal vez con aquella imagen de sus padres, de su reconstruida familia, podría dejar este mundo.

5.

La temperatura en la playa era cada vez mas alta, pero ellos seguían ahí. Eran cuatro amigos que después de cinco años se volvían a reencontrar, que volvían a ver sus miradas marcadas por los años. Esperaban al último, para estar completos. Sabían que había mucho que contar, que los caminos que habían tomado era un tanto diferentes, de los que una vez, siendo aun muy jóvenes, creyeron tomarían. Ahora eran cabezas llenas de proyectos mas atados a sus realidades, eran menos inmaduros, pero ante todo seguían manteniendo algo de su inocencia, de su niñez. Cuando llegó el que esperaban todos rieron, era como siempre, como si el tiempo no les hubiese robado aquel lazo que los unió en los viejos tiempos.

por: Julio César

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