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(¿Odio a las masas? ¿Odio a las diferencias?)


La ciudad se ha constituido en una mole de cemento enferma de paranoia, su configuración se ejecuta a través del miedo infundido por los medios y por el boca a boca callejero, dejando a su paso, a la polis, un mapa mental de trazos, callejuelas y zonas inexpugnables, lugares marginales por los que se debe evitar el paso y  cuyo valor de peligrosidad, para el ciudadano, es asignado por la generalización injustificada de los medios, más que por sus experiencias de primera mano,  es decir, el ciudadano es abstraído de la ciudad  en la medida en que el miedo le inhibe a transitar las calles, a ser viajero del asfalto y a untarse del arrabal de sus plazas.

En el caso del barrismos, a nivel mediático, por ejemplo, las generalizaciones son recurrentes: ya no se toman, si quiera, la molestia de preguntar los móviles de las riñas sin antes señalarlos como criminales, reconociéndolos como irracionales y mutilándolos moralmente… dicho en otros términos, no cae una gota de lluvia a cien metros del estadio sin que  los líderes y colaboradores de los colectivos barristas, por lo menos, les rasque un oído o se sientan aludidos. De tal manera que los medios han generado una imagen virtual distante; una distorsión por abandono de profesionalismo que les condena a aprender a desarmar las espadas del texto, quitarle la crueldad aniquiladora a sus palabras y repensar la responsabilidad de su oficio.

(Soy barrista, No delincuente) 

El miedo, devenido de esta imagen mediatizada de la ciudad, ha llevado a la prevención frente al reconocimiento de la otredad, a la negación de espacios físicos dentro de la misma (estadios, por ejemplo)  y a un autismo individualizado, de tal forma que la ciudad, cuyo valor ciudadano se yergue en la posibilidad dialógica de la acción comunicativa, en la aceptación de las diferencias y en la posibilidad del disenso, termina por constituirse como un espacio de desencuentro más que de convergencia… ¡Ojo! ¡Nos están Robando la ciudad!

Ricardo Contreras García   

1 Sententias:

  1. Pero... ¿Quién nos está robando la Ciudad? ¿Los medios? Creo que la crisis mediática ha llegado a tal punto, que han olvidado cual es su responsabilidad. Hacen noticia cualquier cosa, con el fin de ocultar otras tantas. Sus denuncias, lejos de estar encaminadas a generara un discusión en torno a las problemáticas del estado y sus fallas, buscan estigmatizar a otros que, según su discurso, atentan contra el orden de este estado caótico.