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Recuerdo tu sonrisa y esos surcos que se hacían en tus mejillas cuando apenas eras una niña, recuerdo esas muecas; parecían esculpidas sobre la arcilla para el deleite de quien les viera. Recuerdo tus abrazos furtivos y esos besos secos que solían arremeter contra mis mejillas. Recuerdo tu inocencia escapada en el tiempo, fugada por el apuro de la maldad y el libertinaje de esta mocedad. Recuerdo que tus lágrimas, arma infalible en la ausencia de tus palabras, brillaban para hacer de mi duro corazón un papel.
Ahora que nuestro presente ha muerto por una traición inesperada, quedaran vivos los recuerdos para inmortalizar tu imagen, vivirás en el pasado, pernoctando con todos los que se fueron y no volverán, con todos los que ocuparon un desván para obtener calor y hurtaron los cachivaches que llenaban esta buhardilla…
Seremos dos entes del silencio, vagaremos por las calles, que antes transitábamos colmados de amor, irradiando el lamento de la soledad, me abstendré de romperlo por orgullo y tú por el temor de encontrar, de vuelta en mi regazo, la respuesta de a tu desacierto.
Espero que cuando vuelva el fuego a tu corazón y seas capas de querer, no tengas que arar la tierra para encontrarme, solo tengas que usar tus piernas y volver a casa…
Ricardo Contreras García
17 de marzo de 2009, 8:19
mi vidaaaa pss esta muy lindoooo tu poemaaa me gusta muchooo... esta muy inspiradooooo jijiijiji cuidate ami te quiero full... muakkkk att mary buendia