" solemos viajar a mundos paralelos y fantasticos...
solemos dejarnos llevar por la melodia...
solemos emocionaranos bajo el ritmo que ella lleva en sus versos..."
Las miradas, las sonrisas y las manos sobre la mesa queriendo romper el hielo. Sus uñas de color rosa con una florecilla blanca adornándolas, golpeaban una y otra vez la madera. Las de él, blancas y algo sucias se cubrían unas a otras en un afán por ocultar la ansiedad.
Palabras y palabras que carecían de sentido pues, nada había que decir. Solo la luz de las velas, los platos, las copas y una cena prefabricada era el texto implícito en el aire. Ese que los sentidos capturaron antes que la conciencia y los verdaderos deseos.
Pequeñas carias tímidas y vacilantes que aunque efímeras parecían detener el tiempo por instantes. Sonrisas de placer y miradas de deseo que terminaban en un choque del tenedor contra el plato, al tratar de atravesar algo de comida.
La música sonaba y al final tomo su mano y juntos llegaron al centro del lugar. La acerco a su cuerpo y puso su mano firme y decidida en su cintura, mientras ella en lazaba sus brazos alrededor de su cuello.
Era una danza casi perfecta, como si un lenguaje más allá de lo verbal los guiara. En un giro fortuito, un beso fugitivo se poso ilegalmente en otra boca y poco a poco y a pedazos recorrió más allá de los límites, porque los labios estaban inquietos por besar.
Con gran habilidad los cuerpos se hicieron más ligeros y se envolvieron en una temperatura que los hacia mas aferrados. Entonces, bajo los efectos de tal emoción, los cuerpos son como imanes, se atraen. No por distintos, no por iguales, sino, porque al momento de la penetración ambos buscan llenar sus propios espacios vacíos.
Pero en medio de todo, los ojos que se abren y se cierran engañan. El misterio de parpadear esta en no olvidar que se esta despierto. Pues, cuando sus ojos se abrieron se hallaron allí nuevamente. Juntos, en los mismos lados de la mesa. Jugando a coquetearse, con los mismos deseos, la comida casi fría y la pena de un sueño frustrado e irreal.
Ahora sabían que todo estaba por terminar, que nunca seria posible y que entre ellos solo quedaría un deseo frustrado y una calentura que mataba las palabras.
...esta es una de las tanatas historias que se crean mi cabeza...cuando me detengo y escucho la melodia de algun cancion.
por: julio cesar
solemos dejarnos llevar por la melodia...
solemos emocionaranos bajo el ritmo que ella lleva en sus versos..."
Las miradas, las sonrisas y las manos sobre la mesa queriendo romper el hielo. Sus uñas de color rosa con una florecilla blanca adornándolas, golpeaban una y otra vez la madera. Las de él, blancas y algo sucias se cubrían unas a otras en un afán por ocultar la ansiedad.
Palabras y palabras que carecían de sentido pues, nada había que decir. Solo la luz de las velas, los platos, las copas y una cena prefabricada era el texto implícito en el aire. Ese que los sentidos capturaron antes que la conciencia y los verdaderos deseos.
Pequeñas carias tímidas y vacilantes que aunque efímeras parecían detener el tiempo por instantes. Sonrisas de placer y miradas de deseo que terminaban en un choque del tenedor contra el plato, al tratar de atravesar algo de comida.
La música sonaba y al final tomo su mano y juntos llegaron al centro del lugar. La acerco a su cuerpo y puso su mano firme y decidida en su cintura, mientras ella en lazaba sus brazos alrededor de su cuello.
Era una danza casi perfecta, como si un lenguaje más allá de lo verbal los guiara. En un giro fortuito, un beso fugitivo se poso ilegalmente en otra boca y poco a poco y a pedazos recorrió más allá de los límites, porque los labios estaban inquietos por besar.
Con gran habilidad los cuerpos se hicieron más ligeros y se envolvieron en una temperatura que los hacia mas aferrados. Entonces, bajo los efectos de tal emoción, los cuerpos son como imanes, se atraen. No por distintos, no por iguales, sino, porque al momento de la penetración ambos buscan llenar sus propios espacios vacíos.
Pero en medio de todo, los ojos que se abren y se cierran engañan. El misterio de parpadear esta en no olvidar que se esta despierto. Pues, cuando sus ojos se abrieron se hallaron allí nuevamente. Juntos, en los mismos lados de la mesa. Jugando a coquetearse, con los mismos deseos, la comida casi fría y la pena de un sueño frustrado e irreal.
Ahora sabían que todo estaba por terminar, que nunca seria posible y que entre ellos solo quedaría un deseo frustrado y una calentura que mataba las palabras.
...esta es una de las tanatas historias que se crean mi cabeza...cuando me detengo y escucho la melodia de algun cancion.
por: julio cesar
23 de septiembre de 2008, 22:17
Mmmm parece que el blog anda tambi{en de amor y amistad jajaja... todo tan... tan... Bueno, esta vez vi la faceta erótica de EL CREADOR...
Deberíamos reunirnos un día de estos a oir música jajajaja...
Aunque, debo confesar que me desilusioné un poco al ver que nada de lo que describiste era cierto, ya que lograste que me transportara al escenario...