Para vos… la niña de mis ojos

Las palabras son ideas que encuentran su forma en el sonido; las ideas son un bien escaso que fluye del dialogo con el mundo; el hombre pregunta lo que se le ocurra y el mundo te da su respuesta, ¡todo fluye! El hombre termina por morir creyendo saber que era el mundo luego de dialogar por mucho tiempo con el, el mundo se burla de sus entrevistadores y esconde en sus sonidos el significado de su esencia.

Las palabras por ser sonido son también tiempo, ocupan un espacio en la escala cíclica del hombre, se escurren vacilantes por la tersidad del aire y están separadas por silencios que son el medidor preciso del ritmo, y además, tienen un significado conforme a la intención de quien las esboza.

A nuestras palabras les falta el aliento, son palabras de aire, carentes de pasión por divertir, ese melodrama que cultivaba la atención de nuestros sentidos: más tristezas y alegrías, más tristezas que alegrías, ese drama generado por el morbo de ese cliché llamado amor, idea del mundo que motiva a la retorica y a las novelas de Telemundo. Todo lo relativo al sufrimiento, que terminaba por ser la emoción de quien escuchaba, y no digo que me alegrara verte triste mi querida amiga, sino que cada ceño fruncido en tu rostro es también un mal gesto de mi corazón, cada problema terminaban por involucrarme, era como tomar prestados tus problemas, hacerlos míos y cagarla de ves en cuando.

Pero esta es la prueba de que la felicidad no existe y que Maslow tenia la razón, a medida que la vida del hombre avanza y sus necesidades inmediatas van siendo solventadas, la pirámide de necesidades se va enterrando en su suelo y va delegando su importancia al siguiente nivel. Yo pensé que bastaría con saber que ya habíamos aprendido demasiado, y que el sufrimiento de cierta forma se había alejado de nosotros… pero después dela tormenta llego la calma, el viento cargo con nuestras palabras, con los cálidos besos de la contrariedad y el único abrazo sensible es el abrazo de la soledad.

He pensado que las palabras no son tan importantes como tenerte cerca, sentir tu frivolidad me hace sentir vivo ¡eso esta claro!, la mordacidad de tus palabras, la racionalidad y el cálculo no pueden ser otra cosa que el complemento de un romántico ¡y eso soy yo! O bueno, puede que sea lo que intento ser, de manera que no tendría problema en sentarme en tu terraza y verte a los ojos por mucho tiempo sin tener que oír mas que el bullicio del arrabal, sin ver mas que el brillo lujurioso de tu mirada, sin abrir la boca, ni en caso de bostezo, solo estando cerca y sintiéndote viva, no hay problema, cuando falten las palabras recurramos al silencio, si faltan las palabras hagamos el ritmo lento, démosle mas tiempo a nuestras vidas.

Ricardo Contreras García