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... y sin más remedio que el silencio,
fingieron que todo estaba bien...
trataron de llevar una vida calmada,
sin apuros, lejos del mundo, lejos de todo.

pero entre Dios y el Demonio...
solo esta el hombre,
y en ese estrecho espacio, no hay un rincòn
que no pueda ser visto,
y de nada valen las mascaras.

con el último beso, por decision de ambos...
se alejaron.
uno hacia la gloria y otro, al fuego eterno.
ambos infelices, ambos.

ahora juegan a los enemigos,
a ser buenos y malos.
llevan el mejor de los trajes
y sus ojos procuran no cruzarce,
juegan a no amarse.


por: julio césar