Rocío empezó el tratamiento para
el acné a mediados de su último año escolar. Era un alivio para ella saber que
el día de su graduación tendría su rostro libre de esos malditos granos rojos y
llenos de pus que tanto la habían avergonzado. Lucas y ella se habían unido en
su carrera por defenderse del mundo. Y mientras ella era impulsiva y ocultaba
sus inseguridades, Lucas era resuelto, pero reflexivo y lleno de convicción.
En su primer semestre en la
Universidad, Rocío conoció a Rafael. Un joven que la hizo sentir especial.
Aunque Diana y Amparo le advirtieron que habían averiguado que era un tanto
posesivo, Rocío no dudo en aceptarlo como novio. Ese momento fue para ella,
como una bofetada a todos aquellos que se burlaron de sus defectos. Para
quienes sentían repugnancia de su rostro granoso y sus pocas curvas. Sin duda,
Rafael, era el hombre de sus sueños.
Álvaro, de los seis amigos, había
sido siempre el más revoltoso. Poco a poco fue llenándose de ideas que lo
hicieron hablar de derechos y deberes. Santiago fue parte
vital de ese proceso. Ellos dos, eran líderes naturales, pero carecían de las
ideas necesarias y de los argumentos convincentes. En ese punto, mientras
Santiago era el mejor jugador de todos y Álvaro, el alma del salón de clases,
Lucas, se volvió en el pensador; tenía las ideas y sobre todo, las palabras
indicadas.
Cuando Álvaro les contó que sería
el candidato a la personaría, Lucas puso el grito en el cielo. Amparo, por su
parte, le aclaró al futuro candidato que
si se lanzaba, gracias a su belleza, tendría todos los votos de los
niños que morían por una cita con ella en el descanso. Pero aún así, faltaba
más. Rocío, conociendo perfectamente a Lucas, le dijo en todo autoritario:
-
O tú guías esta campaña, o nos vamos a la
mierda.
Lucas aceptó, pero sólo si Diana
era su mano derecha. Para entonces, Santiago había organizado a todo el equipo
de futbol para que votaran por Álvaro. Y el triunfo fue inminente. Ese sería el
primero de muchos combates ganados estando unidos.
Mucho tiempo después, animados
por el alcohol, reirían a carcajadas recordando aquella vez en la que Rocío,
antes de que empezaran a ser amigos, llena de ira y cansada de ser objeto de
burlas y de ver cómo Álvaro remedaba a Lucas, se le acercó y con un solo
manotón le apretó los testículos contra el pene con tal fuerza, que lo hizo
caer a tierra de rodillas.
-
Vuelve a meterte con él y te juro que te arranco
las bolas.
Lucas quedó perplejo. Pero
Santiago recordaría aquel momento como uno de los mayores aprietos de su amigo,
que jamás imaginó a una mujer haciéndole eso. Diana y Amparo al enterarse,
supieron que esa chica era una digna representante de su género y que, en medio
de sus notorios problemas, sin duda alguna, era un espécimen rescatable.
El matrimonio entre Santiago y
Amparo era un sueño que había empezado en la cabeza de los padres del
muchacho. Mucho antes de morir en aquel aparatoso accidente de tránsito, don
José y doña Clara le habían preguntado a su hijo menor si creía que esa niña
era la mujer de sus sueños. Santiago, que cursaba su cuarto semestre de
matemática pura, no supo qué responder. Ante tal pregunta, se vino a su cabeza
esos recuerdos de una Amparo libidinosa, que había armado laberintos amorosos
que lo hacían sufrir. Sin embargo, con el dolor causado por la repentina muerte
de sus padres, el muchacho y Amparo se acercaron más, tanto, que la idea del
matrimonio empezó a sonarles, sin que ella olvidara sus andanzas. Pero sólo
siete años más tarde se haría realidad, estando Santiago en el altar esperando
a la novia.
Siete años antes de aquella boda,
Rocío se había ido de su casa al
descubrir su embarazo. Se fue para empezar una vida al lado del hombre de sus sueños.
Para cuando el bebé tuvo un año, su carrera había quedado en el olvido, pues la
arquitectura no tenía cabida en su actividad como madre y mujer. En Rafael,
esos primeros años de vida juntos, encontró a un hombre sensible y amoroso, con
pequeños brotes de ira. Sus ataques de rabia sólo habían llegado hasta romper
algunos platos de la casa. Pero más adelante, cansado del trabajo que su padre
le había conseguido y de las peticiones de Rocío, dio inicio a una cadena de violencia doméstica, propinándole su
primera bofetada al escuchar que el bebé lloraba y que ella, le comentaba que
la leche se había terminado. Ahora en la iglesia, Rocío sentía que Lucas la
llamada con gritos silenciosos.
Mientras, el carro en el que
Amparo se desplazaba iba a una velocidad prudente. El chofer había entendido
que ella necesitaba tiempo. La novia estaba en medio de la carretera, sobre
aquel auto, con un enredo de ideas en la cabeza. Sentía que el aire le empezaba a
faltar y tenía ganas de vomitar el desayuno que era lo único que había
comido. Recordó la noche que, con su tarjeta de invitación en la mano, miró al
cielo y vio las mismas tres estrellas en el cielo. Mirando al hombre que conducían
le pidió que acelerara.
1ra. Las Estrellas.
2da. Dulces Sueños.
4ta. Pan y Café.
5ta. La cabeza en el Hombro.
6ta. El Matrimonio.
7ma. Una Noche Oscura.
8va. Ráfaga.
9na. Estrellas y Luto.
10ma. Cartas para santiago.
11va. Réquiem.
1ra. Las Estrellas.
2da. Dulces Sueños.
4ta. Pan y Café.
5ta. La cabeza en el Hombro.
6ta. El Matrimonio.
7ma. Una Noche Oscura.
8va. Ráfaga.
9na. Estrellas y Luto.
10ma. Cartas para santiago.
11va. Réquiem.
Por: JulioCesar
22 de enero de 2012, 21:19
Aparte del texto que contiene unas formas poco convencionales de explicar algunas situaciones, ¿Tú que giro estas tomando en tus escritos?